Un hombre solo en casa. Trate de hablar con su hijo. Llama a su amigo y no está. Deja un mensaje. Le dice que está bien y que no saldrá esa noche. Cuelga y sale… y vuelve. ¿Vuelve él o vuelve el “otro”? Su amigo sigue sin atender el teléfono. Bebe, se droga, se siente inquieto, espiado, perseguido en su propia casa y huye. ¿Hacia dónde?